https://audazia.com Audazia · People Focused Mon, 04 Dec 2023 19:24:43 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.3.4 https://audazia.com/wp-content/uploads/2023/10/cropped-Favicon-1-32x32.png https://audazia.com 32 32 Las ideas no valen nada https://audazia.com/elementor-1826/ https://audazia.com/elementor-1826/#respond Mon, 13 Nov 2023 17:11:28 +0000 https://audazia.com/?p=1826

Sí, lo admito. Soy de ese tipo de personas que tiene debilidad por series y documentales basados en casos o experiencias reales, aunque sea consciente de que, en la mayoría de los casos, por exigencias comerciales o audiencia requieran de algún “aderezo de ficción” para adornar y exagerar partes de la historia que poco tienen que ver con la temática principal

Algo que suelo hacer con este tipo de series que tuvieron ese efecto wow sobre mí y me marcaron de alguna forma, es verlas por segunda vez. Un ejercicio que me permite apreciar muchos más matices y detalles que en un primer momento pasaron desapercibidos, ya sea por falta de atención, enfoque o conocimiento de la temática. Es el caso de Silicon Valley, una serie de 2014 con varios premios Emmy y Globos de Oro que nos cuenta la historia de un grupo de amigos que deciden emprender en el mundo tecnológico a partir del desarrollo de un algoritmo que se suponía cambiaría la forma de gestionar el almacenamiento y reproducción de archivos, algo que permitiría, por poner un ejemplo, que la descarga del último tema de rabiosa actualidad sobre quién se queda con el perro, Shakira o Piqué, ocupase mucho menos espacio en nuestro móvil. Matices técnicos aparte, durante los diferentes capítulos el equipo se enfrenta de forma constante a base de “prueba y error” (como casi todos los mortales en esa misma situación) a los retos inherentes al proceso de constitución de un modelo de negocio, producto o servicio. 

Por supuesto, no voy a hacer espóiler de esta muy recomendable serie: episodios cortos, distendida, con importantes dosis de humor y con un aterrizaje práctico de toda la teoría relacionada con el mundo del emprendimiento bastaste fiel a la realidad.

Pero si tuviese que resaltar un concepto o reflexión que estoy sacando de esta segunda vez con una de mis series “fetiche” es “que las ideas no valen nada”. Si, has leído bien, las ideas no valen absolutamente nada, y las tuyas y las mías, aunque pudiésemos pensar lo contrario, no tienen otro tratamiento en este sentido.

Y no estoy diciendo que no existan las “buenas ideas”, creativas, resolutivas e incluso brillantes… Pero incluso esas no valen nada por sí mismas. Porque las ideas no valen nada si detrás de ellas no hay un plan estratégico y mucha, mucha, mucha dedicación y trabajo.

 

Es algo muy frecuente oír a nuevos emprendedores decir “tengo una idea fantástica que lo va petar, pero aún no puedo contártela porque podrían quitarme la idea”. 

Con los años y la experiencia empiezas a entender que ese riesgo, que te roben la idea, o es algo muy poco probable o tiene poca importancia.

Si tu idea se basa en el descubrimiento de un segmento de mercado sobre el que aplicar algo ya existente y acceder a él es relativamente fácil, será cuestión de tiempo que alguien con más recursos que tú copie o fagocite tu idea. Si acceder a ese segmento es algo complicado por requerimientos técnicos o cualquier otra barrera de entrada, seguro que otros ya lo han intentado y no han sido capaces de materializar la idea. En este caso la clave no radicaría en la idea en sí, “atacar ese nicho de mercado”, sino en la estrategia, “cómo hacerlo.” Y esa es la clave.

En conclusión, si algo me queda claro es que las ideas por sí mismas no tienen valor. Las ideas hay que aterrizarlas, trabajarlas y hay que estar dispuestos a “pivotarlas”, aunque suponga desviarnos de la idea original ante la detección de nuevas oportunidades. El “cómo” siempre será la clave para alcanzar el objetivo o éxito del “qué”.

 

La idea de escribir un post sobre el valor de las ideas, por sí misma “no vale nada”. Lo que hace que tenga valor o no, es mi habilidad o falta de ella para que tú hayas llegado hasta este punto del artículo y saques tus propias conclusiones al respecto.

Por eso hoy, no solo queremos mostrar nuestro mas sincero agradecimiento a los autónomos, a las pymes, a los profesionales que no os rendís y que continuáis siendo un ejemplo para todos; hoy, honestamente, esperamos poder contribuir a vuestro valor, codo con codo.

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El futuro es ahora https://audazia.com/elementor-1093/ Fri, 15 Sep 2023 10:54:48 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1093

A diario leemos y escuchamos conversaciones repletas de incertidumbre acerca de cuándo y, sobre todo, acerca de cómo saldremos de esta crisis. El cómo lo vamos a escribir entre todos pero, el cuándo ya está aquí, y ha llegado para quedarse. No hay nada por lo que esperar, el futuro, hoy más que nunca, es ahora. Si estás de acuerdo en que hoy comienza todo entonces únete a nosotros para poner nuestra atención en cómo construimos tras una crisis sin precedentes; porque esto lo tenemos que hacer unidos; no estamos solos, tenemos nuestros equipos, colaboradores, partners, socios y clientes para hacer algo que sea, incluso, mejor que antes. ¿Quién no ha tenido la tentación de rendirse? ¿Qué emprendedor/a no ha querido tirar la toalla una o cien veces? ¿Quién no ha desertado, harto de tanto esfuerzo, sin esperanza, machacado, agotado? En un país que nos ha educado contra la imaginación, la creatividad y la autonomía, ser emprendedor es, a veces, una heroicidad. No nos extraña que más de uno se eche a llorar pensando si no hubiera sido más fácil otro camino… y les echamos la culpa a unos y a los otros, tratando de evitar una responsabilidad en la que todos tenemos cuota.

Según los resultados preliminares del estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid a 3.500 personas, el 70% de los encuestados se ha sentido nervioso, angustiado o tenso durante el estado de alarma. De estas personas, el 55% ha reconocido no ser capaz de dejar de preocuparse por la situación o controlar ese sentimiento.

Desde el 18 de marzo hasta finales de abril, el teléfono habilitado por el Colegio Oficial de Psicólogos, había atendido más de 5.000 llamadas siendo el 90% de ellas por trastornos de ansiedad.

Con estos parámetros tenemos que reconstruir unas bases muy sólidas y firmes que sostengan lo que viene. Vamos a necesitar que nuestra plantilla pase de un confinamiento mental y físico a una productividad casi heroica y gestionar nuestra exigencia va a requerir de herramientas y recursos más y mejores que antes. Desde Audazia os proponemos algunos que pueden serviros:

  • Llama individualmente a las personas de tu equipo para preocuparte por su salud y la de sus familias.
  • Organiza videollamadas grupales informales para mantener el equipo unido.
  • Ofréceles apoyo emocional y psicológico de expertos.
  • Refuerza una formación que les haga sentirse capaces de afrontar los retos que tenemos por delante.
  • Reduce su incertidumbre informando regularmente y con la mayor transparencia posible.
  • Desarrolla tu liderazgo humano. No dejes a nadie atrás y sé esa mano que ayude a subir de nuevo al barco motivándonos para remar, incluso, con más fuerza que antes.
  • Potencia tu liderazgo positivo. Facilita la eficiencia valorando y reforzando las competencias más sobresalientes de cada uno.
  • Haz que se sientan orgullosos de su empresa. Todas las empresas tenemos la oportunidad de marcar la diferencia que consiga entrar en los corazones de aquellos que la levantan cada día. Cuida de los tuyos.

Este es el momento para lograr que tu empresa sea esa en la que todos quieren trabajar, incluso tú.

REBECA LÓPEZ ÁLVAREZ
Consultora Senior Asociada en Audazia, People focused
Co-Fundadora Instituto Human

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De heroínas y héroes https://audazia.com/de-heroinas-y-heroes/ Tue, 15 Aug 2023 12:16:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=881

Dice E. J. Howard en su maravillosa novela Confusión (tomo 3 de las Crónicas de los Cazalet; una joya de la literatura inglesa) que una de las diferencias entre los aficionados y los profesionales es que los aficionados solo trabajan cuando les apetece y los profesionales trabajan, se sientan como se sientan. Muy recomendable este texto ambientado en la Segunda Guerra Mundial en la que, como en todas las crisis, se dan comportamientos muy similares a los observables ahora. ¿Quién no ha tenido la tentación de rendirse? ¿Qué emprendedor/a no ha querido tirar la toalla una o cien veces? ¿Quién no ha desertado, harto de tanto esfuerzo, sin esperanza, machacado, agotado? En un país que nos ha educado contra la imaginación, la creatividad y la autonomía, ser emprendedor es, a veces, una heroicidad. No nos extraña que más de uno se eche a llorar pensando si no hubiera sido más fácil otro camino… y les echamos la culpa a unos y a los otros, tratando de evitar una responsabilidad en la que todos tenemos cuota.

Al principio del estado de alarma, para aquellos que teníamos la lotería de la salud, el confinamiento fue casi confitamiento, perdonadnos la broma; al fin y al cabo, algo, aunque fuera un maldito virus, nos obligaba a parar. Oíamos hablar de que si bien los autónomos y las pymes no pudiéramos sobrevivir habría que reinventarse. Pero lo cierto es que reinventarse era una palabra poco sensible en un contexto en que la tragedia se cebaba con la vida de nuestros seres queridos; así es que algunos decidieron hibernar. Durante ese invierno muchos se dedicaron a transformar su producción, se adaptaron al teletrabajo, haciendo virguerías para sobrevivir, convirtiéndose en una suerte de cocineros, limpiadores, maestros, gestores, financieros y consejeros en su propio hogar. Los aficionados, aletargados, en un estado casi catatónico, leían las noticias, miraban sus cuentas, se lamentaban y volvían al sofá.

Los profesionales, los héroes y las heroínas que nos han ayudado y nos han inspirado para salir adelante, seguían trabajando.

En estos momentos, cuando parece que estamos más cerca del final que del principio, y algunos empiezan a desentumecerse y a pensar en que, tarde o temprano, tendrán que volver a salir ahí fuera, ahora es cuando observamos que algunos, muchos, se han quedado congelados en estas terribles últimas doce semanas. Es comprensible, ha sido un parón involuntario, un shock inesperado. ¿Has oido eso de que la vida es un 10% lo que te pasa y un 90% cómo te lo tomas? Suena mucho a Inteligencia Emocional, y lo es. Nuestra capacidad de adaptación y de resiliencia nos ha hecho los animales con mayor supervivencia del planeta y nos ha demostrado que nos adaptaremos; unos lo harán de forma pasiva, y otros, los auténticos emprendedores, héroes y heroínas cotidianos, lo harán, lo están haciendo, de forma proactiva.

Comienzan a subir las temperaturas y empezamos a sacudirnos el hielo. Es cierto que algunos no queremos que se derrita del todo, se podría ver el desgaste, el dolor, la inseguridad y la incertidumbre que nos acecha, pero la verdad es que muchos no han dejado de trabajar, aún en las circunstancias más adversas, no nos han abandonado, han reforzado sus valores, su calidad humana, a veces incluso a sabiendas de que no habrá más retorno que el agradecimiento. Así es que sí, podemos garantizaros que los profesionales seguirán trabajando, aun si cabe con mayor ahínco, en esta nueva realidad, con distintos retos, entornos diferentes y condiciones menos óptimas mientras, quizás, algunos, otros, se irán de vacaciones.

Por eso hoy, no solo queremos mostrar nuestro mas sincero agradecimiento a los autónomos, a las pymes, a los profesionales que no os rendís y que continuáis siendo un ejemplo para todos; hoy, honestamente, esperamos poder contribuir a vuestro valor, codo con codo.

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Somos la resistencia https://audazia.com/elementor-809/ Sat, 15 Jul 2023 14:40:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=809

Todas las crisis que conocemos han tenido unas secuelas que podríamos agrupar en dos desenlaces: aniquilación y superación.

Javier Viruel saliendo de surfear en Las Canteras (Las Palmas de Gran Canaria)

ANIQUILACIÓN

Un concepto de matiz negativo que va desde perder el áni- mo hasta desaparecer pero, sin duda, del que más pode- mos aprender. Las justificaciones, todas muy razonables, se sustentan en un clásico: me cogió desprevenido, no lo vi venir, con lo bien que iba… ¿quién podría haber imagi- nado que vendría un tsunami que arrasaría con todo? Y es que, desde la aniquilación, lo demás, la no-aniquilación, se sobredimensiona, y no es para menos; antes de la ani- quilación todo era mejor, o al menos era, eso es incuestio- nable, de nada sirve lamentarse. Puede ser que esa enorme ola te encontrara despreveni- do pero la aniquilación no nace de la nada, suele traer preaviso; a veces uno insignificante al que no damos más importancia porque no nos incumbe, total… lo que pasa en China no tiene por qué afectarnos, estamos a 9.000 kilómetros… pues, precisamente, los chinos ya nos avisa- ron: El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Este proverbio junto con las inves- tigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz, crearon lo que hoy conocemos como el efecto mariposa.

No es nada nuevo, todos hemos oído hablar de él y, aún así, no queremos creer que el aleteo de una mariposa en Sri Lanka pueda provocar un huracán en Estados Uni- dos… Todo está conectado, es pura ecología emocional. Así es que no es una cuestión de falta de conocimiento ni de información, ¿o es que nadie te habló en tu carrera de la necesidad de tener siempre un plan de contingencia? pero claro… una cosa es ver las olas desde lejos y otra muy distinta, surfearlas.

Superación

Un concepto de matiz positivo que va desde hacer algo mejor que en otras ocasiones a vencer obstáculos o difi- cultades excepcionales. Si estás leyendo esto y no te ha arrasado el tsunami, es porque, seguramente, has estado atento a las mariposas de Sri Lanka y estás consiguiendo surfear la ola. Estás en el presente, tu ego está entusias- mado y los demás empiezan a comentar la suerte que tie- nes, más, si tenemos en cuenta el momento que vivimos… suerte… si supieran todo lo que has tenido que entrenar para que parezca que surfear es algo natural…

Hay algo común a todas las crisis y es que son superadas siempre por los que mejor preparados están. Seguramen- te estás pensando en el colchón económico o en aquellainversión que tendríais que haber hecho cuando pudiste, pero lo cierto es que la economía no es el único factor, ni siquiera el más relevante. Fíjate bien porque aún surfean- do con un buen equipo también puedes caerte. Los depor- tes de riesgo demandan una preparación física y mental extraordinaria y en ese orden. Infarto, enfermedades cró- nicas, eccemas, migrañas, úlceras… suelen ser sintomáti- cas de las crisis más suaves a las más virulentas, quizás por aquello de que nuestro sistema educativo nos enseña a buscar el éxito pero no a enfrentar el fracaso, que no goza de tan buena prensa. Como si la idea de triunfo tuvie- ra sentido sin su antónimo, como si pudieras surfear esa ola gigante sin haberte caído cientos de veces.

Estar preparado físicamente es una estrategia para evi- tarnos todos esos malestares y un refugio para recuperar la consciencia de sentirse vivo y con fuerza, de vivir en el presente. Mens sana in corpore sano. Toda actividad físi- ca y mucho más aquella en la que se encuentra en juego tu supervivencia necesita de una resistencia insólita pero, sobre todo, precisa de ciertos atributos mentales en lo queconcierne a poder tomar decisiones eficientes, unos atri- butos que se desarrollan mejor en un cuerpo preparado y es que, para poder surfear físicamente debemos saber surfear mentalmente.
Sabemos que el cerebro lo controla todo, tanto que un pensamiento negativo puede hacer que te tambalees, te hundas y te ahogues y viceversa, un pensamiento positivo puede otorgarte un poder inexplicable para surfear con seguridad. Así es que necesitas ese pensamiento, necesi- tas creer, tener fe en que todo saldrá bien pero ¿cómo lo haces? ¿Qué habilidades necesitas para surfear con éxito esa ola? Digamos que, además de las hard skills, capaci- dades físicas sin las que nos sería imposible surfear, como la fuerza, resistencia, velocidad y la potencia, se requieren ciertas soft skills que te ayudarán a hacer surf sin impor- tar la ola de la que se trate.

En el último Foro Económico Mundial se habló de estas últimas con contundencia: todo lo que pueda ser auto- matizado se automatizará, solo ciertas habilidades nos darán el valor que necesitamos para diferenciarnos de un mundo plagado de talento y, sobre todo, nos facilitarán la preparación para adaptarnos a los continuos cambios ¿o alguna vez has visto una ola que se parezca a otra? Adaptarnos es lo que ha hecho del ser humano un animal asombroso.Adaptarnos no es cambiar, no requiere reinventarse, o no siempre, solo es necesario escuchar. Escuchar lo que dicen en el otro lado del mundo, escuchar a los que so- brevivieron pero también a los que fueron atacados por tiburones y, como no, escuchar, sobre todo, a los que se ahogaron, de ellos podemos aprender a hacerlo distinto. Adaptarnos es nuestra soft skill más hard, no es baladí que a esa capacidad de adaptarnos frente a una situación adversa la llamemos Resiliencia. La resiliencia no está relacionada con la reinvención, por el contrario, proviene del latín resilire (replegarse) porque, a veces, no hay nada como volver al origen para entender el presente.

Volver al origen tiene que ver con la humildad y el cuidado de la autoestima, tantas veces inversamente proporcional al ego. ¿Para qué surfeas? ¿Para quién lo haces? ¿Qué pretendes lograr? ¿Eres consciente de la potencia del mar? Tu ego querrá vencerlo pero tu yo más profundo y racional querrá sintonizar y disfrutar con él. Pura ecología emocional. Así es que tenemos que aprender a comuni- carnos con el mar, mejor dicho, tenemos que aprender a tener comunión con el mar, en cuerpo y mente, fundirnos, sintonizar, comprehendernos… Los japoneses llaman a esa comprensión Satori, un concepto budista que sostie- ne que la libertad reside en el ahora, cuando descubri- mos que solo existe el presente y que el pasado y el futuro son tan solo una ilusión. Sobre ello habla largo y tendido Rick Wall en su documental Satori, en el que cuenta la historia de los raiders sudafricanos que han dedicado sus vidas a surfear las olas más inestables del mundo, cuando aprendieron que la clave del éxito reside en entender e interpretar el medio para poder adaptar nuestro cuerpo y nuestra mente a ese instante. Échale un vistazo, quizás sea tu mariposa…
Hay algo común en las soft skills que determinan la su- peración y es la consciencia. Consciencia de que esta es una carrera de fondo en la que debemos tener paciencia y confianza. La confianza en uno mismo es vital y cuesta muchísimo construirla en relación a lo poco que se precisa para destruirla. Trabajar en tu autoconfianza es apostar por ti cuando ya nadie lo haga y tú eres un valor seguro, el único al que tendrás derecho hasta que te aniquilen. Para confiar hay que ser valiente, es mucho más sencillo no hacerlo, depositar esa responsabilidad en otros, en el que shapeó la tabla o en el propio temporal. La valentía es responsabilidad, ser consciente de tus emociones en todo momento y, aún así, cumplir con tu objetivo. Si somos conscientes de nuestras metas y somos capaces de visua- lizarlas, nuestros pies se adherirán a la tabla y no habrá modo de separarlos.
Así es que lo estás haciendo bien, tus habilidades (adap- tación, escucha, resiliencia, humildad, comunicación, paciencia, confianza, valentía, responsabilidad y visua- lización) están bien engrasadas, te estás superando, tu estado de ánimo y tu motivación están arriba del todo y piensas que, cuando llegue el próximo tsunami, tendrás una tabla más grande, con las quillas adecuadas para mejorar tu agarre, con tu marca tatuada a fuego. Te estás convirtiendo en un experto en tsunamis y estás satisfecho. Quizás nadie te ha advertido de que lo próximo no será un tsunami sino un terremoto de magnitud 6 en la escala Richter… Así es que, pase lo que pase, prepara tu men- te y tu cuerpo, alcanza el Satori y sintoniza con el medio, aprende a adaptarte a él, ya sea agua, fuego, tierra o aire.

RESISTE

Aprende de los que lo consiguieron y de los que no lo hi- cieron. Prepárate, es un camino apasionante pero no es fácil, es exigente. Si consigues ser parte de ese grupo de personas que se oponen a los invasores, por muy víricos que estos sean, entonces es que ya eres parte de la re- sistencia.

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Vocación profesional versus desempeño profesional https://audazia.com/elementor-1306/ Thu, 15 Jun 2023 16:56:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1306

"Mamá quiero ser artista"

Concha Velasco ya sabía qué quería ser de mayor desde muy temprana edad. Eso es clarividencia. Hace unos meses, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria me invitó a participar en un programa destinado al alumnado de último curso del Grado en Lenguas Modernas y Grado en Lengua Española y Literaturas Hispánicas. La primera pregunta que me hice fue qué podría aportar yo a un grupo de jóvenes cuyas expectativas desconocía. Estudié Ciencias Económicas y, en la actualidad, mi profesión está directamente ligada al asesoramiento empresarial a través de Audazia, people focused, sello consultor creado hace ya más de un lustro junto a mi socia y amiga Ana Orantos. Lo cierto es que, desde el primer momento, la invitación me atrajo como la luz a las polillas, y acepté. El programa tenía como objetivo preparar al alumnado para enfrentarse al complicado mercado laboral. La idea era que, de forma previa al inicio de las prácticas, profesionales vinculados a organismos públicos les hablarían de algunos principios básicos como la redacción de currículos, el emprendimiento, cómo rentabilizar o monetizar sus ideas y otras cuestiones burocráticas necesarias para la creación de un negocio. Claro que, si todas estas cuestiones ya iban a ser tratadas ¿qué nociones de mi área de conocimiento podrían aportar valor?

Me gusta aceptar este tipo de desafíos siempre que mi agenda me lo permita y cuente con el tiempo suficiente para poder trabajarlos como merecen y disfrutarlos. El caso es que, durante unas semanas, mi cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto. Me había comprometido y quería estar a la altura de las expectativas de quienes me habían propuesto para participar en este programa y no encontraba la forma de afrontar mi intervención. ¿Cómo me sentía yo a esa edad? ¿Qué me hubiese ayudado a tomar mejores decisiones o a gestionar de forma adecuada ese momento? Este ejercicio introspectivo me fue llevando sin darme cuenta a una reflexión que hasta ahora nunca me había planteado. 

 

Como adolescente jamás tuve una película, libro, canción, deportista o personalidad pública “preferida” que admirase por encima de las demás; ni siquiera recuerdo haber tenido nunca un póster de algún ídolo en mi habitación y, claro, si no era capaz de identificar una única preferencia en cuestiones tan simples y banales, ¿cómo pretendía tener una vocación profesional definida?

El hecho de no ser capaz de identificar mi propia vocación profesional me generaba confusión y ejercía sobre mí una gran presión. Hasta ese momento me había considerado un chico proactivo, que actuaba con claridad y determinación ante cualquier situación. Era realmente frustrante ver cómo todo el mundo parecía tener una visión nítida de su futuro profesional y yo no era capaz de responder a la pregunta que la sociedad nos planteaba de forma recurrente ¿qué quieres ser de mayor?

En cualquier caso, nadie escapa a ese momento en el que toca tomar decisiones que te acercarán o alejarán de tu propósito profesional y, como individuo racional, tienes la necesidad de basar tus decisiones en algún tipo de criterio. En mi caso, sin una presión o influencia derivada de una vieja tradición familiar o expectativas específicas basadas en posibles frustraciones de padres, tíos y abuelos, creo que mis decisiones se basaron en lo que me gustaría saber y hacer, sin perder de vista las probabilidades de éxito (aceptación del potencial mercado laboral).

 

De forma inconsciente, había cambiado la pregunta qué quieres ser de mayor por sobre qué te gustaría tener un mayor conocimiento y qué actividades te hacen sentir bien sin establecer una relación directa entre ambas preguntas. Es decir, la curiosidad intelectual a nivel académico podría no tener una vinculación con lo que me gustaría hacer en un futuro en el ámbito profesional; todo lo contrario a lo que los manuales de orientación educativa y profesional proponía en esos momentos.

Hoy, al analizarlo en profundidad, puedo entender la relevancia de este matiz y cómo ha afectado a mi vida profesional: mientras que la primera pregunta qué quieres ser de mayor me dirigiría a una titulación específica y una única profesión, las siguientes me ofrecían un abanico de posibilidades. Podía existir toda una gama de profesiones que me permitiese hacer uso de los conocimientos adquiridos en mi etapa académica y desarrollar aquellas actividades que me realizasen a nivel profesional y personal.

Todo esto me ha llevado a cuestionar los beneficios de la vocación profesional¿es realmente algo positivo o puede llegar a ser un concepto limitante? ¿es que solo existe una profesión que te permita sentirte realizado? y, si no tengo claro cuál es mi vocación profesional, ¿seré un trabajador mediocre y nunca podré estar a la altura del desempeño de un compañero con vocación? Por un lado, tener una clara vocación profesional te permite centralizar o canalizar tus esfuerzos hacia un objetivo definido, mejorando la eficiencia en la toma de decisiones pero, en contraposición, puede llegar a ser fuente de frustraciones y decepciones generadas por objetivos con escasas posibilidades de éxito y altos niveles de sacrifico, idealizaciones lejanas a la realidad e incluso el desvanecimiento del propio objetivo profesional.

Entonces, ¿qué hace que una persona se sienta realizada y sea eficiente en su trabajo? La experiencia me ha demostrado que el factor determinante es la vocación por lo que se hace y no por lo que se es (profesión), lo que he denominado desempeño vocacional. La vocación profesional puede venir acompañada de desempeño vocacional, o no. De la misma forma puede existir desempeño vocacional sin una definida vocación profesional y reconozco que ese es mi caso.

En cierto modo, existe una presión social que te obliga a posicionarte: de qué equipo eres, qué género literario prefieres, a qué partido político perteneces, cuál es tu estilo musical, etc. A veces pienso que la gente tiene miedo a la interpretación que los demás puedan hacer de la ausencia de una elección definida en algunas cuestiones, a que pueda ser considerada como falta de personalidad, criterio o determinación. El hecho de no ser un fanático o no tener una única posición en las diferentes facetas de la vida no implica que no tengas las ideas claras o que no te guste o interese esa materia, en muchos casos significa que no te limitas a una única opción, que las ideas no tienen por qué ser contrapuestas sino que pueden ser complementarias. Entiendo que, como seres cognitivos, tenemos la constante necesidad de poder definirnos pero esto no significa que tengamos que ser clasificados en los diferentes ámbitos de la vida. Aunque probablemente sea lo más sencillo, puede generar algunos conflictos internos que suelen derivar en comportamientos incoherentes. En mi caso, me he tomado mucho tiempo para llevar a cabo este análisis introspectivo y saber quién soy, no qué soy. A lo largo de los años, he utilizado y trabajado herramientas y metodologías como Barrett o DISC que, sin duda, me han ayudado a comprender qué factores influyen en mi motivación profesional y, por extensión, en mi desempeño vocacional

Con todo esto no quiero decir que aquellas personas que se pueden auto clasificar con facilidad estén limitando sus opciones, entiendo que esa elección cubre sus necesidades sin tener que buscar en otro lugar; pero, desde mi punto de vista, la vocación profesional es positiva solo cuando viene acompaña del desempeño vocacional -me encanta mi trabajo por el desempeño que implica-. Lo contrario podría ser interpretado como tener devoción por lo que se es y no por lo que se hace, hecho que sin duda puede reportar bienestar en forma de altos ingresos, reconocimiento social, estatus, etc. pero poco aporta en aspectos relacionados con el alto rendimiento y la productividad basados en la auto realización profesional.

Antes de la actual crisis sanitaria y económica, ya era un hecho aceptado que en un futuro no lejano aparecerán nuevas profesiones desconocidas hasta el momento. Las primeras personas que desarrollen esas profesiones lo harán sin una vocación profesional pues es imposible sentir vocación por algo que no existe o no conoces, ¿serán trabajadores ineficientes o incapaces de desarrollar todo su potencial? No lo creo.

Mi vida profesional ha seguido la senda marcada por mi evolución intrapersonal. En todo momento he disfrutado con lo que hacía, he trabajado duro para destacar y seguir creciendo, en el más amplio sentido de la palabra, y cuando mi trabajo ha dejado de motivarme he tomado decisiones sin que ello supusiese una crisis existencial porque nunca ha supuesto romper con un objetivo de vida (vocación profesional), sino que siempre me ha movido el desempeño vocacional. Como editor, docente, consultor o asesor, he podido generar mi propio entorno laboral, disfrutar de mi trabajo y estar donde quiero estar a nivel profesional y aún no sé qué quiero ser de mayor… pero no necesito saberlo, porque mi entorno cambiará y yo evolucionaré para adaptarme; solo preciso la capacidad de observar para detectar las necesidades de la sociedad y, por supuesto, las mías.

JAVIER VIRUEL

Socio y Director Financiero en Audazia, People focused

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Los valores que impulsan nuestro presente https://audazia.com/los-valores-que-impulsan-nuestro-presente/ Mon, 15 May 2023 17:10:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1333

En estas extrañas circunstancias en las que el abatimiento, la incertidumbre, el encierro, la tristeza y la falta de esperanza se están adueñando de nuestras vidas, es más necesario que nunca centrarnos y posicionarnos en aquello que la historia ha demostrado que puede ayudarnos a superar las más horribles de las tragedias y hacernos madurar como especie y como sociedad: los valores.

Llevábamos muchos años leyendo titulares, casi a diario, sobre la falta de valores y sus consecuencias más nefastas simplificadas en una intolerancia máxima al otro, al que piensa diferente y al que hace diferente, olvidando que la suma de todas las ideas, el esfuerzo y el empeño de todos es lo que nos ha traído hasta aquí. Cuando el virus llegó ya estábamos en plena crisis ética, huérfanos de referentes económicos y políticos. Y, paradójicamente, si esta crisis global ha puesto de manifiesto nuestra falta de valores también ha resultado todo lo contrario, dándonos a conocer los venerables y valientes actos de todos esos héroes anónimos que cada día se concentran en hacer su trabajo lo mejor posible.

HACER es una consecuencia del SER. Esto lo hemos visto a diario en selecciones de personal cuando nos hemos encontrado talento a raudales con unos principios muy distintos a los de la empresa a la que se aspiraba. No hay nada que hacer, es una relación sin futuro. Es algo que podemos observar en parejas, asociaciones y todo tipo de congregaciones humanas. Los valores nos unen y nos hacen más fuertes. A nivel individual elevan nuestra labor y, cualquiera que esta sea, es imprescindible para que la sociedad funcione y avance. En estos tiempos de confinamiento ya nadie duda del excelente y necesario servicio de sanitarios, personal de limpieza, farmacéuticos, personal de pequeñas tiendas y supermercados, transportistas, agricultores, ganaderos y fuerzas del estado, a quienes debemos nuestra protección y seguridad, pero no son solo ellos: todos los que, cada día, dan lo mejor de sí, leyéndonos un poema, cantando, contando chistes, haciendo manualidades, compartiendo recetas, promocionando la cultura, bailando, aplaudiendo, animando a los suyos a quedarse en casa y mantenerse a salvo, los que ayudan a sus hijos a hacer los deberes cuando nunca quisieron ser maestros, los maestros comprometidos que no han perdido el contacto con su alumnado, las personas que llevan la comida a los mayores para que no tengan que desplazarse, los que escriben cartas a aquellos recluidos en soledad… los ejemplos de valores humanos son infinitos.

Los valores están determinados por la cultura y se manifiestan a través de ciertos comportamientos. La cultura no es algo estático, puede modificarse, ampliarse y reinventarse tanto personal como colectivamente, no es algo innato, es algo que interiorizamos a base de la experiencia propia y ajena. No es justificante el haber crecido en una familia sin excesivos valores como no lo es trabajar en una empresa que, en realidad, es solo un negocio. Si confías en tus valores y eres coherente con ellos es más probable que encuentres tu sitio en el mundo y, sobre todo, es muy posible que puedas dotar de sentido a tu vida y ayudar a que otros lo hagan.

Sabemos que es tiempo de dolor, de desánimo, de desdicha, de una tragedia inconmensurable… pero también es tiempo de congratularnos por los centenares de ejemplos de organizaciones que elevan nuestro orgullo de pertenencia tratando de aportar aquello que saben hacer: cocinar para los que están en IFEMA, dejar de fabricar bebidas alcohólicas para procurar que no nos falten antisépticos, parar la producción para elaborar mascarillas protectoras, diseñar patrones que las hagan más bonitas, para que podamos seguir adelante simulando una sonrisa escondida y escondiendo el corazón encogido… empresas que cuidan de sus empleados… empresas con valores.

Aunque los hábitos se han modificado y volverán a modificarse a lo largo y ancho de nuestra historia, los valores se han mantenido firmes y nos han erigido como la especie superviviente del planeta Tierra. Los valores nos ayudan a saber qué es correcto y qué no lo es, lo que suma y lo que resta, lo que merece la pena y lo que no la merece, ahora más que nunca.

Por eso os animamos a que, como personas o como organizaciones, revisemos y reforcemos nuestros valores porque eso nos permitirá conocernos mejor, vivir con integridad, tomar decisiones que se adapten a nuestra forma de pensar, sabiendo cómo invertir mejor nuestro tiempo, priorizando lo que, de verdad, es importante. Si no sabes por dónde empezar, te presentamos un listado de los que hemos observado estos días y te invitamos a que participes, completándola, para que pueda servirnos a todos, cuando empecemos a salir a la calle tras tanta desgracia.

  • Compasión. Ser capaces de sentir el sufrimiento de los demás y poder ofrecer nuestra ayuda.
  • Gratitud. Ser agradecidos poniendo el foco en aquello que sí tenemos/hacemos/somos y no en aquello que no. Dar las gracias, sí, ahora mismo, en este momento, a todos los que nos ayudan a que podamos seguir adelante.
  • Honestidad. Ser objetivo, hablar con sinceridad, sin exagerar, sin hacer aseveraciones sin pruebas.
  • Humildad. Ser conscientes de que tenemos defectos y aceptarlos, con la fortuna de poder elegir si queremos mejorarlos, eliminarlos o simplemente convivir con ellos.
  • Prudencia. Ser cautos, evaluar los riesgos y controlarlos en la medida de lo posible. No criticar de forma gratuita, aportar soluciones; darnos cuenta de que, a veces, valoramos a los demás sin tener toda la información para poder hacer una apreciación justa.
  • Respeto. Ser considerados y atentos con el resto de las personas. No hace falta estar de acuerdo con ellas pero sí escuchar y mirar al otro para poder entender. Muchas veces, eso nos reafirmará en nuestras convicciones, otras nos hará dudar, incluso puede hacernos cambiar de opinión; cualquiera de estas opciones nos enriquecerá.
  • Responsabilidad. Ser y estar comprometido con lo que nos compete: nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra comunidad, nuestra empresa, nosotros mismos.
  • Sensibilidad. Ser compasivos, ser empáticos con el resto de personas que habitan este maltrecho mundo tratando de entender el dolor ajeno.
  • Solidaridad. Ser generosos ofreciendo nuestro esfuerzo de manera altruista para ayudar a quienes más lo necesitan.
  • Voluntad. Ser dueños de nuestro destino, capitanes de nuestra alma, como diría el poeta. Dejar de echar balones fuera y ser responsables de nuestras decisiones y nuestros actos. No solo sobrevivir, vivir lo mejor posible también es cuestión de voluntad.

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La cortesía gana guerras sin derramar sangre https://audazia.com/la-cortesia-gana-guerras-sin-derramar-sangre/ Sat, 15 Apr 2023 17:16:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1340

Las Habilidades Interpersonales son, con seguridad, la formación que más nos demandan. Nuestros clientes quieren el secreto del éxito a golpe de lecciones sencillas. Ardua tarea pero necesaria. Tienen razón, las habilidades lo son todo; muy especialmente, la CORTESÍA.

Después de dos décadas, no solo formando sino investigando en nuevas metodologías más eficaces (Lego Serious Play®, scrum, coaching, mentoring, pedagogía sistémica, mesas de trabajo, estudio de casos, etc.) para conseguir nuestro objetivo de la manera más eficiente, hemos llegado a algunas conclusiones que os compartimos con la idea de que os puedan ser útiles:

Antes de nada, nos gustaría aclarar que en Audazia no ofrecemos cursos. No decimos que no sean útiles, decimos que no entra dentro de los servicios que queremos brindar aunque agradecemos muchísimo que nuestras formaciones sean conocidas y reconocidas y que nos sigan llamando por ello.

  • En Audazia utilizamos la formación y la capacitación como herramientas para lograr objetivos.
    • FORMACIÓN: Preparar intelectual, moral o profesionalmente a una persona o grupo de personas.
    • CAPACITACIÓN: Habilitar, hacer apto a alguien para algo.
  • La formación y la capacitación deben estar alineadas con el propósito y, en ningún caso nos sirven fórmulas estandarizadas sino que cada cliente, sea individuo u organización, precisa de servicios hechos a medida para garantizar su utilidad.

La Inteligencia Emocional es transversal a todas las formaciones pues, entendida como la adaptación del ego, es imprescindible en una sociedad en la cual el individuo, solo por sí mismo, no puede alcanzar la excelencia, el bienestar o la felicidad, sino que necesita de los demás.


¿tu ego es más grande que tú?

  • La Inteligencia Emocional, en la práctica, está compuesta por ciertas habilidades intra e interpersonales que pueden variar según diversas teorías.
  • Las personas que trabajan en Audazia han sido entrenadas previamente para potenciar su Inteligencia Emocional pues es altamente contagiosa y si no se tiene es difícil de transmitir.
  • Las habilidades intrapersonales fundamentales son el autoconocimiento, la autoaceptación, la autoestima, automotivación y la autorregulación. Si las tienes, ya estás preparado para dar el paso a tener relaciones más saludables y beneficiosas con los demás.
  • Las habilidades interpersonales tienen como núcleo la COMUNICACIÓN, en todos sus modos, formas y expresiones: negociación, asertividad, empatía, escucha, liderazgo, proactividad, resiliencia, flexibilidad, creatividad y, sobre todas las cosas, CORTESÍA.
  • Aunque la Cortesía no sea de las habilidades más requeridas, sí que lo es el PROTOCOLO y ambos están íntimamente relacionados:
    •  La Cortesía es la demostración con la que se manifiesta la atención, el respeto y el afecto que se tiene a los demás, aún cuando no se tiene.
    • El Protocolo es la normativa explícita para ejercer la cortesía.
  •  Para y con cada cliente solemos fabricar sus propios protocolos pero estos siempre derivan de la cortesía occidental y la idiosincrasia del lugar en el que nos hallamos. Hay más de 200 tratados sobre Cortesía en la Biblioteca Nacional de España y, aunque todos son definitorios, ninguno tiene capacidad para ser definitivo en tanto que las relaciones humanas son muy complejas, como ya seguramente sabréis. De ahí que la lógica y los principios de solidaridadgenerosidad y las buenas costumbres que, a través de los años, han demostrado que funcionan, nos ayuden a conocer mejor esta habilidad que ha ganado guerras sin tener que derramar una sola gota de sangre.

 

No hay espacio suficiente aquí para explicaros las infinitas formas que tiene la cortesía para ejercitarse, pero os contamos algunas pistas que suelen ser las más recurrentes en nuestras sesiones de trabajo:

  • La cortesía es la elegancia con la que eres capaz de expresarte.
  • Llegar tarde a las citas por norma es una obvia falta de cortesía pero solo porque implica una desconsideración hacia el tiempo del otro.
  • Decirle a alguien (adulto) lo que piensas, sin que te haya preguntado, es falta de cortesía y de inteligencia. Escribirlo es una estupidez supina.
  • Si necesitas decirle a alguien lo que piensas porque te parece que ello puede cambiar el curso de la historia, elige el momento y el lugar. El momento tendrá que ver con tu interlocutor y el lugar lo tienes que poner tú. Ir a casa de otro a criticarle es una falta terrible de cortesía y de educación.
  • Los contratos se hicieron para evitar malentendidos y connotaciones emocionales. Todo lo importante debe estar por escrito y debes conocerlo. Los contratos son fundamentales porque representan tu palabra y tu honor. No respetarlos delata falta de nobleza.
  • Saludar aunque los demás no saluden, ofrecer aunque los demás no ofrezcan, escuchar antes de hablar, dejar salir antes de entrar, no empezar a comer hasta que todos estén en la mesa, etc. son costumbres que nos enseñaron nuestros antepasados, que tienen lógica y que funcionan. Úsalas. Si interpretas que eso es ser menos, te estás equivocando y, si sufres la tentación de compararte con alguien, hazte un favor y compárate contigo.
  • La cortesía implica proactividad, sé el primero en levantarte, en recoger, en presentarte voluntario, en pedir disculpas, en sonreír… y serás el primero en todo.
  • La gente es agotadora y molesta. Tú también eres gente.
  • La cortesía ama la humildad y el silencio. Ambos son socialmente inteligentes.
  • Todos somos interesados. No nos movemos si no existe un interés. Procura que el tuyo sea lo más ético posible.
  • Cumple aquello que prometes y aunque no lo prometas. Eso define quién eres.
  • La comodidad mata la cortesía. La comodidad es lo fácil, la tranquilidad, la falta de pasión. Si esos fueran nuestros principios de vida moriríamos sin vivir. La comodidad solo es necesaria en la intimidad, todo lo demás exige incomodidad y esfuerzo. Si no te lo crees, cuéntanos por qué para algo que consideras importante te vistes de una manera y para estar en tu casa, de otra.
  • Decirle a los demás lo que sientes y lo que te duele todo el tiempo es garantía de que huyan de ti. Todos tenemos nuestros problemas. Deja de preocuparte y empieza a ocuparte de ellos, los demás no los van a solucionar y tu autocompasión tampoco.
  • La cortesía puede ayudarte a tomar decisiones de forma equilibrada: si la situación es racional ponle emoción, y viceversa.
  • No des lecciones si no eres maestro. No trates de curar si no eres médico. No psicoanalices si, al menos, no estudiaste Psicología, cuatro años, en una universidad certificada. Deja a los demás hacer su trabajo y tú haz el tuyo lo mejor que puedas y sepas.
  • Si propones hacer un gasto como salir a comer fuera, comprar un regalo o invertir en bonos del estado, propón también pagar, no hagas a los demás prisioneros de tus fantásticas ideas.
  • No trates a los demás como te gustaría que te trataran a ti. No conocemos tus gustos. Trata a los demás lo mejor que sepas, como si fueran lo máximo. No todos responderán. No inmediatamente.
  • La cortesía no existe sin el RESPETO. Respeta lo que dicen los demás. Respetar no es aplaudir, es saber escuchar y si eso no te aporta nada, sonreír y seguir adelante. No tienes por qué pensar lo mismo, no tienes por qué discutir con todos los que no piensan como tú, no seas ridículo. De hecho, solo aquellos que piensan distinto reforzarán tus ideas. Dales las gracias.
  • La cortesía es una habilidad. Ni la sobrevalores ni se te ocurra infravalorarla.
  • Si alguno de estos tips ha herido tu ego, ya tienes algo sobre lo que reflexionar.

Para terminar y, si os apetece, podéis contarnos los ejemplos de situaciones en que la cortesía os funciona, aquí mismo, en los comentarios. Gracias.

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El deseado factor Z https://audazia.com/el-deseado-factor-z/ Wed, 15 Mar 2023 18:40:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1353

Muchos nos preguntan por el significado del Factor Z. Ese elemento que tienen todos los audazes y que les distingue del resto. Un elemento que buscamos en todas nuestras entrevistas de trabajo. Eso que te diferencia de los demás aunque, a simple vista, pueda parecer común. Trataremos en este post de explicar en qué consiste y por qué es tan valioso en el mundo de los negocios y en la vida, en general. Tras varios años de investigación tenemos claro que cuanto más protocolizamos nuestros procedimientos, menos margen de error dejamos para encontrar al candidato adecuado.

Cuando, hace más de una década, comenzamos en esta apasionante tarea de encontrar talento, recordamos que los empresarios nos ponían dos condiciones: un título acorde o superior al puesto y, lo más importante: que no de problemas. Afortunadamente, hemos evolucionado mucho desde entonces. Ahora la titulación es un básico pero no un requisito determinante, y la consigna principal se centra en personas altamente resolutivas. En Audazia tenemos un servicio de headhunting exclusivo que se demuestra con todas las personas vinculadas a nuestra marca: profesionales y personas excepcionales. Somos cazadores de talento, de todo tipo de talento. Y lo hacemos todo el tiempo porque la gente brillante está donde menos te lo esperas, haciendo cosas increíbles que, para otras personas con no tanto talento, pasan totalmente desapercibidas. Una vez detectado, nuestros expertos en entrevistas, filtran la magia inicial y nos dicen, con un índice altísimo de éxito, si esta persona es la idónea para ese puesto y viceversa.

saber ver el talento es una cuestión de método

Las entrevistas suelen tener, a su vez, tres fases:

QUERER. La primera la llamamos “conversación de calidad”. Un diálogo enfocado a conocer la actitud y los intereses del candidato, aquello que le inspira y que le motiva y que termina con una comprobación de alineación de valores con la empresa que oferta el puesto.

 

HACER. La segunda la llamamos “la clásica” y la hacemos con un experto en la materia que comprobará si el candidato posee la experiencia y/o conocimientos que requiere el puesto. En ella también se trata de conocer todas aquellas competencias que, sin tener que ver con el puesto, podrían aportar al proyecto.

SER. La tercera la llamamos “Factor Z”. Esta es la fase definitiva. En este momento tenemos claro que el candidato podría ocupar el puesto correctamente. Ahora queremos saber si lo haría de forma sobresaliente. Es la parte en la que observamos todo lo que puede aportar esa persona al proyecto. Entendemos que, en la primera fase, el candidato ha querido deslumbrarnos, en la segunda comienza a relajarse y en la tercera nos deja conocer su potencial: autenticidad, honestidad, el talento oculto y la capacidad de atención son los ingredientes base de la fórmula de la composición del Factor Z:

Z= AH!+TO+CA

 

AUTENTICIDAD: para Audazia la autenticidad está relacionada directamente con la coherencia. Si dices que la calidad es para ti un principio fundamental tenemos que ver calidad en lo que dices, en lo que haces y en cómo lo haces. Si nos dices que tus informes son ejemplares y después nos escribes un correo con erratas y falta de estructura, flaco favor te haces. La gente auténtica no presume, no finge, no simula, la gente auténtica ES.

HONESTIDAD: la sinceridad, sin excesos, es una cualidad imprescindible. Aceptar quien eres, sin atisbos de turbación y saber reconocer lo que sabes y también lo que no sabes genera confianza.

TALENTO OCULTO: cuando llegamos a esta parte se nos hacen los ojos chiribitas. Eso que todavía no nos has contado pero que cuando lo haces te sientes inmensamente feliz, eso es lo que te hace especial.

CAPACIDAD DE ATENCIÓN: No hay talento útil si no se tiene interés y ganas de aprender. Nos aseguramos de que el candidato sea un buen escuchador, analítico y reflexivo, que sepa establecer conexiones entre lo que sabe y lo que puede aprender.

Y, si estás leyendo esto, y piensas que lo tienes, o que te gustaría conocer el Factor Z de tu equipo o que necesitas contratar personas Z, ya estás tardando en ponerte en contacto con nosotros 

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El principio de incompetencia de Peter https://audazia.com/el-principio-de-incompetencia-de-peter/ Wed, 15 Feb 2023 18:04:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1377

Hay un eslogan acuñado por Envialia que nos gusta mucho: La competencia nos pone, la incompetencia no. A menudo solemos hablar de qué sería de Audazia sin su competencia. Gracias a ella hemos llegado donde habíamos soñado, prácticamente, podríamos decir que se lo debemos todo. Esa es la razón por la cual la estudiamos, la seguimos y le damos la mano cada vez que tenemos ocasión. Ella sabe que lo único que le pedimos, como compañera de batalla, es que sea una rival difícil de desbancar; y no solo porque cultive estupendas relaciones sino porque no se acomode y continúe trabajando duro por estar al día y darle a nuestros clientes lo que se merecen y mucho más.

Reconocemos que, con la incompetencia, hemos desarrollado una relación amor-odio muy intensa. Por un lado la adoramos porque da sentido a nuestro trabajo y nos provee de, cada vez más, nuevos proyectos; pero, por otro, es algo que nos desvela, nos desmotiva y nos arrastra a actitudes poco comprensivas. De modo que hemos decidido investigarla y enfrentarla, como haríamos con cualquier miedo o situación que no nos satisface.

Entre las muchas fuentes de incompetencia que existen, una se explica con el Principio de Peter, basado en el estudio de la jerarquía empresarial. Este principio sostiene que las personas que realizan de forma óptima su trabajo y cumplen con sus objetivos, son promocionadas a puestos superiores de mayor responsabilidad, hasta adquirir su máximo nivel de incompetencia; en sus propias palabras: la nata sube hasta cortarse. Podemos imaginar la sonrisa maliciosa de algunos que ya ven al dichoso Peter por todos lados… pero lo cierto es que no solo Peter es responsable. De hecho diríamos que, probablemente, Peter no es nada responsable porque ¿alguien le ha preguntado? ¿Le ha persuadido para que lo acepte? ¿Alguien piensa que Peter rechazaría un aumento de sueldo y un reconocimiento?

Este principio se aplica en organizaciones muy jerarquizadas y no en todos los casos, claro está. En otros, las promociones son a dedo o están justificadas por “decisiones políticas”, eso si es que hay algo que promocionar… Y si el Principio de Peter suena algo cómico esperen a escuchar el Principio de Dilbert que dice que los empleados, a veces, son promocionados para causar los menos daños posibles, ¿le sorprende el nivel de eficiencia actual? ¿es la mediocridad nuestra vara de medir?

Así es que, ante un panorama tan aterrador, vamos a lo que merece la pena, vamos a buscar soluciones:

  1. Dando por supuesto(*) que en su organización ya existe un organigrama, un diccionario de competencias y una descripción de puestos (si no, no se apure, para eso estamos nosotros :-), es el momento de sentarse con cada uno de los empleados a diseñar su Plan de Carrera. No se sorprenda cuando descubra que algunos de esos empleados no están interesados en crecer en vertical, aunque pueden estarlo en crecer en horizontal. Y, si no sabe cómo hacer para que no huyan despavoridos, pruebe con un Sistema de Retención del Talento (en esto también le podemos ayudar :-).
  2. Dando por supuesto que en su organización ya existe todo eso, el próximo paso es tener un Sistema de Desarrollo del TalentoZ-Integra es asombrosamente efectivo y no sólo tiene en cuenta las competencias, la productividad, la proactividad o el compromiso, también los valores alineados con la organización. Además, propone otro tipo de incentivos que no son promociones sino planes de vacaciones, bonus para cuidar de la salud, formación, una política retributiva variable más que interesante y reconocimiento público. ¿No lo conoce? Ya está tardando en llamarnos 🙂
  3. ¿Y si, probada la incompetencia, le devolvemos al empleado su puesto anterior? Siempre que no tengamos el complejo de #yoparaatrásniparacogerimpulso no compatible con el principio de competencia o especialización, y ni siquiera compatible con el más adorado por todos, el de productividad.
  4. ¿Y si, probada la incompetencia, preparamos al empleado para sus nuevas competencias? Quizás esto suponga cierta inversión pero céntrese en lo que puede ganar y no en lo que está perdiendo… ¿Qué el único que no se ha percatado es el susodicho? ¿Cómo puede ser si eso ya lo ha trabajado con Z-Integra? 🙂
  5. Si todo eso le es insuficiente, pruebe con una estructura menos jerarquizada en la cual no sean los puestos los que se describen sino el potencial del profesional, o con un modelo como el autónomo, que no sobrevive si no es competente.

Y que conste que, como dice Trías de Bes, no creemos que haya gente incompetente sino personas válidas ubicadas en los puestos equivocados, que la desvinculación, aun rápida y eficaz es el último recurso pues no la consideramos una intervención ganadora sino, por el contrario, la respuesta a una ineficaz selección de personal o la prueba de que no hemos sabido cuidar de nuestro capital más importante.

(*) “Dar por supuesto algo” es, probablemente, el error de comunicación más cometido en el mundo empresarial.

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Busco socio, abstenerse príncipes que destiñan https://audazia.com/busco-socio-abstenerse-principes-que-destinan/ Sun, 15 Jan 2023 18:11:00 +0000 https://rubrostudio.com/audazia/?p=1388

No seas loser y si eres empleado sé el mejor y no critiques (por supuesto, este mensaje también es para el empresario)

En Audazia llevamos muchos años asesorando a emprendedores pero, sobre todo, cada vez que oímos a alguien maldecir a un empresario le animamos a que lo sea, a ver si acabamos ya, de una vez por todas, con esa leyenda urbana que dice que el empresario es un tirano y el empleado una víctima. Es hora de madurar y asumir responsabilidades.

Lo cierto es que no todo el mundo quiere y/o está preparado para ser empresario. En nuestro país, el camino del emprendimiento todavía es, en general, una cuestión de sangre ya que existe un alto grado de herencia en las ocupaciones que conllevan tanto la propiedad o gestión de pequeños negocios como la de grandes empresas; una cuestión de educación, sin duda. En la escuela no se nos enseña a ser empresarios. Es seguramente por ello que, en los últimos 25 años, las escuelas de negocios han logrado entrar en el tan deseado ranking de empresas más rentables, y no es casualidad: ¿Cómo se aprende a ser empresario? porque todos comienzan con una idea pero se necesita mucho más que eso si quieres pasar de ser emprendedor a ser empresario: una actitud positiva a prueba de fracasos y traspiés, formación para saber potenciar las oportunidades de éxito, cierto talento, relaciones, relaciones, relaciones (sí, tres veces), capacidad para dirigir personas, algo de dinero o bastante -según para qué-, inteligencia para procedimentar, visión a largo plazo y mucha mucha paciencia.

 

Los Beckham, un ejemplo de socios y matrimonio más que productivo…

Y, si en este punto, uno se da cuenta de que, por sí mismo, hay algo de esto que no tiene o, simplemente, le empieza a acuciar la soledad del empresario (patología no reconocida pero que hace estragos) entonces es, en ese momento, cuando el susodicho o susodicha se podría preguntar: ¿Quién será la persona ideal para emprender esta aventura? ¿Quién será el príncipe o princesa que me acompañe, me dé calorcito, me dé más soluciones que problemas y aporte, al menos, tanto o lo mismo que yo? ¿eh? ¿Quién será?

De la elección de tu socio y compañero dependerá que tu proyecto empresarial triunfe o fracase pero, sobre todo, que puedas comer y dormir plácidamente, algo que parece estar muy lejos de ser un derecho para un empresario. No encontramos decisión más difícil. Ahora, si lo logras, de un disparo habrás duplicado tus fortalezas y, seguramente, tus beneficios.

Es curioso como hemos notado que el criterio que se elige para una pareja no es el mismo que se utiliza en los negocios y, sinceramente, no entendemos por qué. Analicemos los requisitos y juzguen ustedes mismos: nuestro socio debe tener presencia, debe saber expresarse correctamente, debe ser inteligente, leal, discreto, divertido, amable, honesto, debe saber disfrutar del triunfo y no amilanarse ante el fracaso, digno de confianza, con alguna habilidad y conocimiento que yo no tenga, que sepa sorprenderme y que se deje sorprender… ¿ven la similitud? Pues aún hay más: es fundamental que la relación esté equilibrada, es decir, que, en la medida de lo posible, se vaya al 50%. Saber dar y recibir en la misma proporción. Por ejemplo: existen muchas sociedades en las que lo que les ha unido es la necesidad de capital. Es fácil recibir dinero pero, como toda recepción, exige un compromiso: si hoy recibes, tendrás que estar dispuesto a dar mañana, y eso será más complicado si estás más acostumbrado a lo uno que a lo otro. Es más, el dinero es tan tangible que prometemos que, cuando acabe, empezarán los problemas, justo como en el matrimonio. Porque aunque la empresa, en general, y el empresario, en particular, tienen muy mala prensa, lo cierto es que su objetivo no es solo económico (si lo que tienes no es una empresa sino un negocio, léase también “chiringuito”, este post no es para ti) hay muchas cosas que nos interesan -o que deberían interesarnos- cuando decidimos montar una empresa:

  1. Poder ayudar. No solo a nuestros empleados sino también a la comunidad en la que nos desarrollamos, ser útiles, conocidos y, ya que estamos, reconocidos.
  2. Poder demostrar a aquellos que no nos dieron trabajo que no necesitamos a nadie para conseguirlo.
  3. Poder ejercer tu personalidad autónoma y creativa, haciendo las cosas a tu manera y no a la de los demás.
  4. Poder desarrollarnos personal y profesionalmente, haciendo aquello que soñamos, dando lo mejor de nosotros mismos y ver el trabajo, no como algo que hay que hacer sino como algo que amamos hacer.
  5. Poder vivir en la incertidumbre de la realidad y no en la fingida seguridad.

Y nuestro socio tiene que compartir estas razones y, sobre todo, nuestros principios y nuestros valores. Porque se puede ser muy distintos y congeniar, pero no se puede ser distintos en lo que de verdad nos importa, no en lo que nos va a sostener durante mucho tiempo. Así es que, si has encontrado a esa persona, con la que puedes ser sincero, con la que puedes compartir el triunfo y el fracaso, con la que puedes complementarte y sumar y ganar más, en todos los aspectos, entonces, tienes todo lo que necesitas. No lo pienses, di adiós a la soledad y asóciate, firma ya ese maravilloso papel porque, no sabemos si seréis felices para siempre pero prometemos que viviréis una de las aventuras más apasionantes que nos ofrece esta vida.

En los tríos siempre hay uno que sufre…

Y una cosa más, si en vez de una pareja, tu ambición o tu deseo te empuja a hacer un trío… piénsatelo un poco más. Los tríos son muy complejos y la historia nos ha demostrado que los impares siempre tienen más problemas que los pares. Y, si estás leyendo este post, y es demasiado tarde, no te preocupes, en Audazia somos expertos en relaciones empresariales 😉

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